miércoles, 7 de septiembre de 2011

Vientos del sur

El frío me cala los poros...es el feróz viento de septiembre. 
También en el puerto de Valparaíso baila por estas fechas.
 ...
Camino con la cara helada, las manos pálidas, 
y los recuerdos flotando entre la cabeza y el pecho.
¿Estarán ya las cometas festejando las ventoleras?,
¿Seguirán los gatos roñosos en las mismas ventanas?,
¿Estarán los cerros y las nubes decorando el mismo paisaje?
Desde acá todo se ve lejos.
Lo que haga mi imaginación de los recuerdos es pura ilusión.
Allá las cosas deben estar bien distintas desde mi partida, como todo. 
A cada minuto lo que blanco era, ya se convierte en turquesa.
...
Pienso en el amor que dejé a medias,
en lo que tomé de él a modo de préstamo,
en lo que le dejé a él a modo de no me olvides,
no hay palabras que definan con exactitud la sensación de amar. 
...
Por acá,
el tiempo me pasa y me traspasa.
En cada vuelta de reloj algo brota,
camino en espiral,
me detengo en las curvas 
suspiro y sigo. 
La melancolía se duerme conmigo por las tardes,
y miramos por la ventana el crepúsculo,
ya ni modo, 
nací con ella alojada en la frente,
más vale tenerla de buenas. 
...
Habito el esqueleto de un lago de aguas muertas,
Tenochtitlán me regala mañanas perfumadas,
a veces amantes silenciosos,
a veces frutas con miel y granola,
a veces suspiros con olor a maíz,
a veces  el mundo,
¿y yo que hago?...
le canto una canción al oído. 
...
El viento viene del sur, me lo trajo una deidad,
me lo trajo para que recuerde qué es la vida,
para que sienta los momentos que me forjan,
para que sepa que el viento también soy yo. 


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