martes, 16 de julio de 2019

Valparaíso, julio 2019, invierno...frío y solitario




Estoy retomando escribir en este blog. Cuando empecé tenía 27 años. Creo que ha sido la relación más duradera y productiva que he tenido con las redes sociales. Eso si cuando me leo, me da cosita. Es arriesgada la catarsis emocional que una se pueda permitir en estos lugares. Pero en fin, tantas soy, tantas y diversas, unas rarezas de seres, porque ya ni puedo llamarle mujeres. Dejo que corran libres cada una por lo suyo. Unas quieren cambiar el mundo, otras más bien esperan como si fueran sirenas eternas. Con unas he peleado a muerte, y ahí siguen, cortando margaritas a pie descalzo y sin prisa.

Es vertiginoso el acto de desnudarse frente al espejo a cualquier edad. Pero es una osadía desnudarse de las palabras que a una la arman como torre. El alma entonces como una esencia tierna se abre como un capullo que sólo responde al estímulo de la luz. Ahí se queda.





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