Y
sí,
de
vez en cuando me pongo salvaje,
ya
sabes…
Me
torno en aquel animal indeseable
Ese
que todos y nadie voltean a mirar
El
desagradable vertebrado vociferador
Velludo
monstro humanoide
Embotado
por los gases de los suburbios
Agónico
de toxinas metropolitanas
Ávido
de hierbas buenas
Escurrido
de jaleos escandalosos
Explotando
aquí y luego allá
Herido
de penitencias forzosas
Escapando
de leprosas asfixias
Acostumbrado
a los dilatados silencios noctámbulos
menguando
alaridos madrugadores
Animaloide
de garras extirpadas
Rugiéndole
a la vida de asco
Lamiendo
mis patas traseras de pura excitación
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