domingo, 22 de enero de 2012

Deseo


Revélame tu gracia caballero de bardas indecisas 
Enséñame tus pavuras como trofeos
Estállame en la cara todo ese montón de almíbar somático
Distrae tus dilatados dedos zambulléndolos en mis faldas
Traslada  a tus pulmones el grito de animal herido
Que la noche aguarda silencios pero no mutismos

Afila tus colmillos en la punta de mis brotes
Que las ansias no esperan alevosías infantiles
Sigue tus inclinaciones  felinas
Ya que los fuegos artificiales se disponen para la fiesta
Por mientras hay que acomodar el lecho donde descansarán sus cenizas
¿O, a qué hora te convertirás en el  silvestre  pájaro peregrino?

Muéstrame tu ligereza, cíclope de escamas insinuosas
Algo me dice que es ésta tu primera acometida
Eres osado al pretender  navegar en mis aguas
La marea subirá dependiendo de las voracidades
Por mientras rema, rema, rema, que no se note escasez
Sólo sospecha que mi lengua juguetea en la pared más aguda de tu cuello




Mi monstruo


Y sí,
de vez en cuando me pongo salvaje,
ya sabes…
Me torno en aquel animal indeseable
Ese que todos y nadie voltean a mirar
El desagradable vertebrado  vociferador
Velludo monstro humanoide
Embotado por los gases de los suburbios
Agónico de toxinas metropolitanas
Ávido  de hierbas buenas
Escurrido de jaleos escandalosos
Explotando aquí y luego allá
Herido de penitencias  forzosas
Escapando de  leprosas asfixias
Acostumbrado a los dilatados silencios noctámbulos
 menguando  alaridos madrugadores
Animaloide de garras extirpadas
Rugiéndole a la vida de asco
Lamiendo mis patas traseras de pura excitación