
La casa de mis padres estuvo a punto de incendiarse,
con todos los cuerpos adentro.
Caminé descalza por calles oscuras y desconocidas.
Los arboles enojados ya se hacían caer encima de mi rostro,
Una muñeca desaparecía al momento de tocarla.
Nadie dijo que era una pesadilla,
hasta el día de hoy me alcanza la duda.
El problema no es tener sueños o pesadillas.
El problema es que despiertas a la oscuridad despoblada,
donde no hay más que tu respiración.
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