Qué le voy a dejar a mi niña,
Flor emplumada de cerro y mar,
Ojitos chinos de luz de sol,
Mirada clara de amanecer,
Tu pelo el trigo de mi pan.
Qué te voy a dejar hija adorada,
Además de estas letras palpitando,
Además de mi abrazo y mi canción,
Además de la autenticidad de mi voz,
Y los besos de mañanas de sal.
Qué te he de heredar pajarito cantor,
Si mi fortuna es tenerte,
Sonriente y amando,
Vivir en este campo,
Que he sembrado desde el vientre.
Qué te he de dejar mi escandaloso tambor,
Mi inquieta y rítmica nota sonante,
Si mi tesoro más galopante,
Revoloteando mis armonías,
Es el calor de tu amor.
Qué te podré regalar,
Además de las huellas de mi caminar,
Corriendo tras tus carcajadas de miel,
Navegando por los cerros de papel,
Mi niña marina-pájaro y flor.