Cada vez que tengo la oportunidad de estar en lugares con
gran energía cósmica, la vida terrenal
se transforma y sigue su cauce natural, la vía férrea del amor universal, o algo
así. Una llama se enciende fuerte en mi estómago. Es mi fuego, con el que me
atrevo a vivir, con el que me he ganado el trofeo de la locura.
Me gustaría que todos
los seres humanos miraran este cielo, sintiendo al mismo tiempo, el abrazo
tierno de la tierra…