Me paro desde mi latitud sureña que contempla con todos los sentidos.
México vive en unos lugares, sobrevive en otros y muere en muchos.
La belleza está por magia dada a este país que resiste a pesar todo.
La belleza también está en los seres que habitan este mundo aparte,
todos guardan una sabiduría en el fondo del pecho...
Sabiduría que ha sido sellada por los sacramentos
por las maniobras de apocamiento,
la denigración por nacer donde naciste,
por tener el color que tienes,
y venir de donde vienes.
Este submundo mezcla de sabores y colores que encandilan a ciertas horas,
y hacen vibrar en otras, me enseña y me mantiene en la oscilación existencial,
en el vértigo de la armonía y la maloliente injusticia.
Transito a diario por las calles de la gran ciudad, por el metro,por los camiones,
y observo un pueblo noble en cuyo centro emerge truncado un grito mudo.
no hay protesta ni mala palabra para un panorama al que parece ya nos hemos acostumbrado.
Como sardinas nos metemos a un vagón que ni aire, ni dignidad aguarda.
Claro, vale tres pesos...¿qué más quieres?
Como si nada caminamos por basurales permitidos,
ahí mismito,al ladito,
nos comemos unos ricos tacos al pastor.
Niños trabajando como adultos por todas partes,
nadie se inmuta, a nadie le sorprende, nadie da ni una miserable sonrisa.
Los ancianos trabajando en lo que se pueda para tener algo echarse a la boca,
nadie palpita, nadie se enfurece, nadie da el miserable asiento del camión.
POR SUERTE TENGO GUITARRA |
Como si nada miramos la tele que nos muestra otro México,
uno de exportación, con rostros bien tratados
y trajes bien planchados.
Parece que el consuelo es creer que somos parte de una fantasiosa realidad que nos complace...a huevo.
Los años de maltrato al pueblo han rigidizado las sensibilidades propias del ser humano.
Los años de mal amor y mala educación nos han quitado el respeto y la dignidad de ser, de existir.
Confío en lo que dice Galeano...este mundo está embarazado de otro mucho mejor.