Hoy amanecí rota
con los ojos de cristal trizados
dibujados como pájaros en la ausencia
con el pecho descosido
con el corazón en colgajo
con los anhelos deshilachados
con la ilusión deshabitada.
Hoy amanecí llovida
Con goteras en el alma
Con charcos de agua en mis zapatos
Con el espíritu anegado
Con las ganas axfisiadas
Con el anhelo derrotado
Aluvión de intensas soledades.
Por hoy, sólo vigilaré la ventana
Escucharé los ecos sureños del viento
Permitiré hormiguear a este mutismo
Me dejaré caer como “Le Pendu”
Confiando en la inercia de los flujos infinitos
Depositando las penurias en un tarro
En el que plantaré un canelo en primavera.